jueves, 12 de julio de 2012

Las colas invisibles


En su libro, “El Mercado y la Globalización”, el economista y escritor José Luis Sampedro, habla de “las colas1 invisibles” refiriéndose a todos los “consumidores” que no pueden participar del mercado porque no tienen dinero suficiente para comprar. Esas colas invisibles, Sampedro, las contrapone a las colas que usualmente se producían en los antiguos regímenes planificados de economías socialistas o comunistas.

Pienso en esas colas invisibles a las que se refiere el dilatado economista, ahora que la delincuencia se multiplica en la República Dominicana en grado exponencial.

No tengo evidencia empírica, para afirmarlo, pero intuyo a partir de los reportes de prensa que la delincuencia común y la no tan común: robos, atracos, asaltos, secuestros, etc. tienen mayor incidencia en las ciudades donde hay una clase que por su nivel de ingreso tiene acceso al consumo, mientras la gran mayoría forma parte de esas colas invisibles. En otras palabras, las ciudades de mayor progreso económico, pero con pésima distribución de la riqueza que genera una masa de excluidos. Estas son: Santo Domingo, Santiago, La Vega, San Fransisco de Macorís, Bonao, Moca, Puerto Plata, Higuey, San Cristóbal, entre otras.

De ninguna manera intento justificar con postulados economicistas la criminalidad que vive el país. Pero es harto sabido que la violencia es algo multicausal por lo que no es suficiente para explicarla los argumentos tradicionales que señalan que no hay sanción, que los códigos son muy benignos, etc.

Puede parecer grotesco, pero las ciencias sociales, principalmente la antropología, la sociología y la economía, han demostrado que hay modelos económicos que “producen” pobres. Estos es, que de manera paralela a la generación de riqueza también se incrementa la pobreza. Estos pobres obviamente no disfrutan de la riqueza que paradójicamente ellos generan. Ahí habría que incluir, por ejemplo, el modelo de zonas francas.

Hay teorías científicas lo suficientemente sustentadas que explican la producción de pobreza, sobre todo en América Latina. De hecho, ya hay centros académicos superiores de América Latina y de Europa, que ofrecen dentro de sus programas formativos cursos sobre esta temática.

Ahora, la pregunta que deberíamos hacernos es, ¿que hacen esos pobres? ¿cómo satisfacen sus necesidades básicas?, ¿practican el efecto demostración que hablan algunos sociólogos y economistas?

Lamentablemente, las filas invisibles compuestas por todos aquellos que no tenían capacidad de consumo, se visibilizan en forma de atracos, robos y secuestros. Esas nuevas filas, son las consecuencias del modelo económico, de la políticas publicas.

En otros términos, la violencia que se vive en la República Dominicana entre otras cosas, es consecuencia de otros tipos de violencias: la expoliación de parte de empresarios de la clase trabajadora, la negación de derechos (educación, salud, seguridad social, etc.) por parte del Estado, el robo de los recurso públicos de la clase política, la ostentación de riquezas ilegítimas de políticos y empresarios.

De nuevo no quiero justificar la situación actual, pero la violencia que se vive en la República Dominicana tiene que ser vista como otra racionalidad, la cual ha hecho visible a los invisibles: los excluidos, los marginados.
1Filas

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