miércoles, 28 de abril de 2010

Un país para “tigres”

Puede que sea inmodesto hablar en primera persona, pero como lo que me ocurrió pudiera estar ocurriéndole a miles de compatriotas, me permito contar esta historia, la cual repito puede ser la historia de muchos:

Pretendiendo ser “mejor” ciudadano que los demás y que intenta cumplir con el marco legal del país, al momento de mudarme al apartamento donde vivo, una de las primeras cosas que hice fue formalizar un contrato con Edesur.

Desde febrero de 2009 hasta la fecha mi relación con esa empresa iba más o menos “normal”. Pero esta semana todo cambió.

Acostumbro a pagar mi servicio de energía con tarjeta de crédito, y como el corte de esta es los días 19, para evitar sobrecargar mi financiamiento, usualmente opto por cancelar mis facturas de energía entre el 20 y el 25 de cada mes. Casi siempre la fecha límite de pago que me permite Edesur es el día 25.

Todo había marchado bien hasta que por una sobrecarga de ocupaciones, olvidé hacer el pago de mi factura eléctrica el fin de semana. El lunes en la mañana, cuando organizaba la agenda de la semana noté que ya la fecha de pago de la energía había pasado. Desde las primeras horas de la mañana, intenté pagar vía teléfono como siempre lo hago, pero fue alrededor de las 9:30 cuando logré hacer el pago.

En la noche cuando llego a casa me encuentro que ya mi servicio estaba suspendido. Me deprimí un poco porque esto nunca me había ocurrido. Tomé el teléfono, llamé a Edesur, le explico mi situación, a la “representante” que me confirma la suspensión de mi servicio, pero me dice que ya la “orden de reconexión” se había generado y al día siguiente el servicio sería repuesto.

Me pasé toda la noche, pensando si esperar al día siguiente (martes) antes de irme a la oficina (a mi trabajo), para asegurarme de que los “técnicos” de Edesur me repusieran la energía. Finalmente opté por irme a la oficina y confiar que todo saldría bien.

Cuando llego a casa al final del día, lo primero que hice fue pulsar el interruptor para confirmar si la energía había sido repuesta. Desgraciadamente no.

Tomé el teléfono, llamo de nuevo a Edesur. Le cuento a la “representante” la historia desde el inicio, como siempre acostumbro para dejar todo claro. La “representante” me dice que los técnicos habían reconectado en “potencia”, por lo que si yo no tenía energía era un problema interno de mi inmueble. Me sugirió buscarme un electricista. Le dije que antes de que me cortaran el servicio, todo iba bien en la conexión de mi apartamento, por lo que si ahora estaba mal, la culpa tendría que ser de los técnicos de Edesur, no mía porque yo no había tocado nada. La chica de nuevo me recomienda buscar un electricista, aunque me aclara que probablemente los técnicos cometieron algún error, por lo que me tomaría una reclamación para que ellos “pasen de nuevo y verifiquen”. Le pregunto que si debo esperar los técnicos; me dice que no hace falta, que mejor que no lo haga porque no tienen hora fija para ir, aunque probablemente lo harían en la mañana.

De nuevo me quedo dudando como el día anterior si esperar o no a los “técnicos”. Finalmente opté por ir a la oficina.

Como soy muy inquieto, a media mañana de este miércoles llamo de nuevo a Edesur para dar seguimiento a mi “orden de reclamo”. La “representante” me dice que los técnicos jamás pasarán por la orden generada, porque ellos habían “conectado en potencia”, por lo que me correspondía a mi buscar un electricista para asegurarme que la conexión de mi inmueble al medidor estaba correcta. Le pregunto que si el deber de Edesur no era conectar la energía como estaba antes. Ella me dice que no, que su deber era conectar en potencia, y luego me aclaró lo que significaba (conectar de la red de distribución al medidor, pero esto no aseguraba que la conexión del medidor hasta mi apartamento estaba correcta). Me dijo además que buscara un electricista porque el sabría qué hacer. Me explicó, que los técnicos de Edesur a veces (además de cortar el medidor de la red de distribuci{on)interrumpen la conexión del medidor al inmueble para "evitar conexiones ilegales". Le respondí que yo no era un ladrón de energía, por lo que me sentía acusado...Le pregunté además qué si cuándo yo formalicé un contrato con Edesur fue para que me conectaran la energía en “potencia” o a mi apartamento. Ella me responde que a mi apartamento. Entonces yo le pregunto por qué el “técnico” no hizo eso último cuando fue. Ella me dijo que era mi problema por ser “mala paga”, de nuevo me recomendó buscar un electricista. Le recordé que en más de un año mis historial decía que había pagado a tiempo, y que esta vez el atraso sólo fue por unas horas y que ya estaba de nuevo al día en mi pago. Nueva vez me restregó que yo era un mala paga. Casi se me salen las lágrimas al oir eso de nuevo, como ahora cuando escribo esta líneas. Di por terminada la conversación y llamé entonces a la oficiana de “Protección al Consumidor” de la Superintendencia de Electricidad.

Al llamar a dicha oficina, le expliqué toda la historia a la persona que me atendió. Su única reacción fue recomendarme que me dirigiera a la Edesur, porque según él esta última “no hace caso de las reclamaciones por teléfono”. Me dijo además, que si no me resolvían, entonces que fuera con mi reclamación a “Protección al Consumidor”. Le dije que ya habían hecho una reclamación vía teléfono a Edesur y que la respuesta textual hecha la empresa era buscar un elctricista. Me dijo que “esa no es válida”. Insisto que hasta el número de la reclamación tengo. El vuelve a decir “esa no es válida señor”.

Di por terminada la conversación, de nuevo casi con lágrimas en los ojos; impotente. Ahora escribo estas líneas y la verdad no se qué hacer.

Como no soy ladrón (no voy a hacer conexión ilegal), y tampoco quiero dar razón al abuzo que comete Edesur conmigo (por lo que no buscaré ningún electricista), prefiero quedarme como vivían mis abuelos: sin servicio de refrigeración, sin TV, sin radio (tal vez compre uno de baterías), sin computadora, alumbrándome con velas (para no contaminar con una humiadora tradicional o de tubo), colgando los embutidos... en fin como varias décadas atrás. Mientras tanto, lo único seguro que tengo es que, el teclado de la computadora de mi oficina sigue recogiendo mis lágrimas en este momento, y que el nuestro, República Dominicana, definitivamente es un país para “tigres”. Por supuesto, tigre, en el sentido más dominicano de la palabra.

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