Cólera no puede ser excusa para la discriminación

Nadie puede negar el derecho que tiene República Dominicana de repatriar a todo extranjero residente de manera ilegal en el país, como tampoco puede obviarse el derecho dominicano a negar la entrada de personas de otras nacionalidades al territorio nacional.

Lo inaceptable es, que para cumplir ese derecho, República Dominicana viole de manera inmisericorde también los derechos humanos de los “ilegales” haitianos. Ver una comioneta cargada de haitianos, atados a la misma con cuerdas tal como si fuesen vacas, es un espectáculo deprimente que no puede ocurrir bajo ninguna circunstancia.

Lo mismo, oír y ver en los noticiarios de televisión a un “agente” de migración subir a un autobús a la entrada de Santo Domingo preguntar: “¿hay negros aquí?”, haciendo alusión a si el vehículo transporta haitianos es una muestra de la discriminación del organismo oficial hacia las personas de esa nacionalidad.

Es muy ridículo, que un país con fronteras cuasi-abiertas, por no decir abiertas como el nuestro, especialmente con las de Haití, se dedique entonces en la entrada de las principales ciudades a hacer retenes en busca de haitianos ilegales.

Según afirma el colega Félix Calvo, en un artículo publicado recientemente, en el Ejército Dominicano, al menos el 30% es de origen haitiano, lo que según él, explica la “solidaridad” de los efectivos dominicanos con la migración haitiana.

Independientemente de esa solidaridad, y de la corrupción en la frontera agregaría yo, si el país quiere impedir o limitar la entrada de haitianos puede hacerlo, ese es su derecho. Pero para ello debe aplicar una política migratoria coherente y respetuosa de los derechos humanos.

Ni la temible cólera,los conflictos entre dominicanos y haitianos, o el nacionalismo trasnochado de muchos, puede cegarnos para no ver la violación flagrante de los derechos humanos al momento de repatriar a nuestros vecinos.